Plantearse nuevos propósitos o nuevos hábitos, después del verano es algo bastante habitual, empezar con ellos es relativamente sencillo, ahora, el gran desafío es MANTENERLOS. No nos olvidemos que esto implica generar una nueva senda neuronal, que no se consigue de un día para otro, y ahí está la mayor dificultad, en llevar a cabo una práctica constante.
La buena noticia es que tenemos un gran aliado: nuestro cerebro y su plasticidad. ¿Y esto qué significa?, significa que las neuronas generan nuevas conexiones que permiten estar aprendiendo hasta el día que morimos. La plasticidad cerebral ha demostrado que el cerebro es una esponja, moldeable, y que continuamente vamos reconfigurando nuestro mapa cerebral.
Pero, ¿cuánto se tarda en convertir un nuevo objetivo o actividad en algo automático, de tal forma que no tengamos que tirar de fuerza de voluntad?. Hasta hace poco se pensaba que 21 días, sin embargo, un estudio reciente de Jane Wardle (una de la pioneras en psicología de la salud), afirma que necesitamos 90 días. Está claro que el tiempo dependerá del hábito que queramos adquirir (no es lo mismo adquirir el hábito de lavarse los dientes todos los días, que prepararse para correr una maratón). Y si el cambio requiere 90 días, realmente ¿qué son tres meses en toda una vida?.
Aún con todo lo anterior, ¿qué puede ayudarme a llevar a cabo y mantener mis nuevos propósitos?
1. Lo más importante, tener la actitud de «lo voy a conseguir porque quiero conseguirlo».
Soy consciente de que voy a tener obstáculos en el camino y la actitud mental positiva me va a ayudar a hallar las mejores soluciones.
Y muy importante el uso del lenguaje: cambia el “tengo que ” por “quiero” o “he elegido hacer”. Porque, ¿quién te obliga?. El hecho de ser conscientes (y ponerlo en práctica también a través del lenguaje) de que la nueva actividad es una elección personal, nos empodera y refuerza el compromiso.
2. Empieza con una sola meta y ve poco a poco.
Elige un propósito y conviértelo en TU proyecto. No podemos cambiar todo a la vez. Cuando consigas automatizar el primero, pasa al segundo, después al tercero….
Empieza poco a poco, y ve incrementando el esfuerzo a diario. No importa cuál sea tu objetivo, tienes que tener claro que no lograrás alcanzarlo de la noche a la mañana. Los cambios vitales requieren esfuerzo y deben implementarse poco a poco. Si, por ejemplo, tu objetivo es volver a estudiar, quizás tres horas todos los días sea demasiado. Mejor empieza con media hora y, si tras ese tiempo no estás cansado y ves que puedes continuar, añade otra media, y así sucesivamente.
3. Busca los beneficios de este nuevo propósito. Te ayudarán en tu compromiso.
Contesta a las siguientes preguntas ¿qué quiero REALMENTE conseguir?, ¿para qué? y ¿cómo me voy a sentir cuando lo consiga?. Cuando me enfrento a algo nuevo, SE que me voy a encontrar por el camino (pereza, desánimo, excusas…). Visualizarme “como si” hubiera conseguido el objetivo me motiva, me ayuda a afrontar los desafíos y a tener la seguridad de que estoy preparado, que tengo la capacidad y que voy a lograrlo. Las emociones avivan el recuerdo, producen bienestar, y estar apasionado con lo que se hace fideliza el hábito.
4. Agéndalo buscando tu mejor momento.
Sea lo que sea lo que quieres aprender o iniciar, va a requerir tiempo y querrás que sea una prioridad para ti. Así que busca un espacio en tu agenda y elige bien el momento en que vas a llevarlo a cabo. Todos tenemos momentos en el día en que nos encontramos más activos. Hay personas que rinden más de día y otros que lo hacen más de noche. Lo mejor es realizar la nueva actividad en nuestro mejor momento, aunque tengamos que desplazar otras tareas. Incorporar un nuevo hábito requiere de todo nuestro esfuerzo, y nos costará menos arrancar si lo hacemos en el momento del día adecuado.
5. Empieza HOY.
No hay ningún estudio con rigor científico en el que se relacione el lunes o el primero de enero exclusivamente con el comienzo de un nuevo hábito. El martes o el jueves son tan buenos días como cualquier otro. No esperes a que se den las condiciones más favorables o a que la inspiración te ilumine. Retrasar es dejar que la pereza venza a tu fuerza de voluntad. El mejor día para iniciar algo es HOY.
6. Diviértete y celebra tus progresos.
No se trata de aprender algo YA, sino de saborearlo, de ser consciente que tienes toda la vida para practicarlo. Se trata de incorporar algo bueno para disfrutarlo, no para que sea un sufrimiento más.
Lo mejor es acompañar nuestro cambio de otras cosas que nos diviertan. Por ejemplo, si nos aburre hacer deporte, escuchar música puede hacerlo más llevadero; si estamos cambiando la dieta, será más divertido si innovamos con las recetas….Todo cambio vital se puede hacer de muchas maneras, lo importante es encontrar el modo que encaje con nosotros.
Ya sabemos que la motivación es imprescindible para incorporar un nuevo hábito, así que se consciente de tu esfuerzo y progreso, y celebra cada paso que des en la consecución de tu objetivo.
Y recuerda:
“el único cambio imposible de realizar, es el que uno mismo no quiere hacer”
Te deseo salud, constancia y mucha energía.