¿QUIEN ERES?. …..
- TU: Espera, ¿en serio que quieres que empiece la lectura con esta flipada de pregunta??????
- YO: Venga, dale una oportunidad. Igual te sorprende.
- TU: No si sorprenderme, seguro que me sorprende, ahora ¿sorpresa para bien?.
- YO: ¿Cómo puedes saberlo?.
- TU: Que PE-SA-DI-TA con las preguntas….. Asssssssh, veeeeeeenga, voy a leerlo, por no aguantarte.
- YO: ;-)
¿QUIÉN ERES?. Es probable que te hayas hecho esta pregunta, o puede que no. Y en caso positivo, ¿cuál es la respuesta?.
Soy abogado, soy ama de casa, soy padre, soy madre, soy hermana, soy hijo/a ……. ¿Te das cuenta que son etiquetas?. Claro, te cuesta no poner una. Y es que durante toda la vida vamos desarrollando distintos papeles, algunos en paralelo, otros los vamos dejando en el camino…
¿Y una vez quitadas todas las etiquetas?, olvídate de todos los roles, ¿quién eres?. Lo sé, difícil dar una respuesta.
Para llegar a la respuesta o, por lo menos, acercarte a ella, tienes que dedicarle tiempo a tu esencia. ¿Qué cómo se hace esto?.
Hay muchas maneras, te voy a contar la que me ayuda a mí:
Por las mañanas, después de desayunar (necesito acallar el estómago), me siento en mi sillón azul. Está situado de cara a la ventana y disfruto de la luz e incluso calor, si el día es soleado.
Apoyo mi espalda en el respaldo del sillón, las piernas ligeramente abiertas con los pies firmemente apoyados en el suelo. Las manos sobre las piernas y la espalda y cabeza rectas.
Cierro los ojos y empiezo a fijarme en respiración: primero, la temperatura del aire que entra y sale por mi nariz. Luego sigo el transcurso del aire al inspirar (desde el estómago hasta el pecho) y al expirar (como sale de los pulmones bajando por el estómago y notando como todo se deshincha).
Voy haciendo un escáner mental de mi cuerpo, desde los pies a la cabeza. Pongo atención a los pies y noto como fluye la sangre, siento como un pequeño cosquilleo que me acompaña durante todo el recorrido: pies, piernas, abdomen, pecho, brazos y cabeza.
Una vez en la cabeza, presto atención a mis oídos, lo que escuchan, hasta los más sutiles sonidos, e incluso el zumbido del “no sonido”. Subo a los ojos (siguen cerrados), noto su movimiento (a veces pausado, meciendo, como si estuviera entre olas; otras a toda velocidad, cómo ráfagas de luz….).
Durante todo el proceso, me llegan imágenes, pensamientos (que no se me olvide hacer hoy….). No me engancho con ellos, tampoco intento quitarlos por la fuerza (lo he probado y lo único que consigo es que se queden más tiempo), los reconozco, acepto y sigo con mi observación….
Hay momentos (a veces más largos, otros más cortos) donde la cabeza no participa en absoluto, sólo están presentes las sensaciones y me dejo llevar por ellas, con curiosidad, sin etiquetar….como cuando estás en un columpio y te balanceas, disfrutando sin más, disfrutando sin menos……
Ahí, en esos momentos, es donde soy YO.
No etiquetas, no roles, no referencias, no comparaciones……SI SENSACIONES.
Seguro que tú también has tenido estas sensaciones. ¿Te gusta el mar?, ¿te has quedado embobado/a mirando el mar y disfrutando ese momento?. ¿Qué hay de la música?, ¿alguna canción que te transporte a ninguna parte?. ¿La comida?, ¿algún plato que disfrutes con todos los sentidos?. ¿La naturaleza?, ¿esos paseos por el campo disfrutando los olores, los sonidos de pájaros, viento, árboles…?.
Esos momentos, son momentos de “conciencia plena”, también llamados (y volvemos a las etiquetas) mindfulness y/o meditación.
Sea cuál sea el medio por el que llegaste a esos momentos, ¿recuerdas cómo te sentiste después?. Ya…, lo se…, yo también me siento igual, por eso ahora los busco.
Y cómo hay veces (muuuuuuchas veces) que no estoy en la playa, o en el bosque, o comiendo esa comida con la que me deleito, o escuchando esa canción que me embriaga….busco mi sillón azul frente a la ventana y me voy a esos momentos de plena conciencia, al disfrute total.
Lo curioso de esos momentos es que, además de acercarme a mi SER (que no es poco), tienen unos fantásticos efectos secundarios:
- Mientras más lo practico, menos me cuesta llegar a esos momentos de conciencia plena.
- El tener cada vez más momentos de “conciencia plena” me está ayudando a concentrarme mejor.
- Al concentrarme mejor, pierdo menos tiempo (optimizo mi tiempo).
- Al optimizar mi tiempo, tengo más tiempo para dedicar a lo que quiero (más trabajo y/o más tiempo personal)
- Al dedicar más tiempo a lo que sea, con el mismo esfuerzo, gano en…… TODO!!!!!
- Y suma y sigue……
Así que, estoy encantada con mi sillón azul!!!!!!.
¿Y tú?, ¿tienes ya tu sillón azul?
El mío es sentir un anochecer sentado en la playa y con los ojos cerrados. El ruido de las olas, el sonido del aire, la sensación de la arena en mis piernas, la paz interior, la sensación de seguridad y libertad… Ese es mi sillón azul.
Guauuuu!!!!. Me encanta tu sillón azul.
Gracias Pedro por compartirlo.
Gracias por compartir tu sillón.
Precisamente por la mañana yo hago lo mismo que tú, todos los días que puedo. Me pongo un podcast que me guía, y me centro en empezar el día de otra manera. Y funciona.
Que bueno Amado!!!. Si funciona, si.
Gracias a ti por comentar.
Pues sí. Será cuestión de buscar un bonito rincón
Ya verás Ana cuando tengas tu rincón «verde» ;-)
Un fuerte abrazo