¡¡Ay, la puntualidad o más bien la falta de ella!!. Partiendo de la base que soy bastante ”quisquillosa” con la falta de puntualidad y siendo consciente que esto me da pistas para realizar una observación personal más profunda que me permitirá, seguro, conocerme mejor, escribir este post lo considero como parte del proceso ;-)
Mi segunda intención es que el contenido te ayude a ponerte en el lugar de las personas de tu entorno que tienen mi misma percepción y así puedas conocerlas un poco mejor.
Y la tercera, es compartir unas tareas por si quieres trabajar en este hábito. VAMOS A ELLO!!!!!
¿Qué es la puntualidad?. La puntualidad suele definirse como la capacidad de completar una tarea o satisfacer una obligación en un lapso de tiempo previamente acordado. Y según la RAE: Cuidado y diligencia en llegar a un lugar o partir de él a la hora convenida. En ambas definiciones es importante destacar los términos “acordado” y “convenido” pues ambos implican un COMPROMISO.
¿De dónde proviene este hábito?. Según Diana DeLonzor, autora del libro Nunca Llegues Tarde de Nuevo: «Si miras hacia atrás, probablemente siempre habrás sido puntual o impuntual durante toda tu vida, en parte es fisiológico y psicológico. A la mayoría de los impuntuales crónicos les desagrada llegar tarde, pero es un hábito sorprendentemente difícil de superar. Decirle a una persona impuntual que llegue a tiempo es como decirle a alguien que vive a dieta que simplemente deje de comer tanto».
¿Cómo podemos ser puntuales?. Tomando las palabras de la psicóloga Lourdes Vital: «Todo con medida y sin permitir que el tiempo nos esclavice, puedes establecer una disciplina de horario siendo flexible, acorde a ciertos cambios de acuerdo a las condiciones del momento».
Es importante ser consciente de que cada vez que llegas tarde a una cita menosprecias el tiempo de la otra persona, quien sentirá falta de respeto y consideración. Esta frase de Maya Angelou me parece muy apropiada:
“La gente olvidará lo que dijiste, la gente olvidará lo que hiciste, pero nunca olvidará cómo la hiciste sentir.”
No olvides que SU tiempo es tan importante como el TUYO.
Una vez despertada conciencia sobre el tema, vistas las consecuencias y nuestra responsabilidad, si tienes el hábito de la impuntualidad y quieres trabajar en transformarlo, estas 5 tareas pueden ayudarte:
1. SE REALISTA.
Las personas con hábito de impuntualidad suelen realizar un tipo de «pensamiento mágico«, asegura DeLonzor en su libro. «Una vez hace diez años, llegaron al trabajo en 20 minutos, así que realmente creen que ese es el tiempo que van a necesitar. Sin embargo, se olvidan que el 99% de las veces llegan en 30 minutos».
¿Cómo solucionarlo?. Empieza cuantificando cuanto tiempo te lleva DE VERDAD cada tarea. ¿Sabes cuánto tardas en ducharte?, ¿en desayunar?, ¿en arreglarte?, ¿en desplazarte hasta el trabajo/una cita…?. El primer ejercicio sería contar y anotar, por ejemplo durante una semana, cuánto tiempo realmente necesitas para hacer estas cosas.
2 .CALCULA HACIA ATRÁS.
Una vez sabes lo que te lleva cada tarea, suma los tiempos y haz el cálculo hacia atrás para saber con cuanta antelación debes salir y llegar a la hora convenida.
3. DATE UN MARGEN DE ERROR.
Es posible que cronometres todo al minuto, y esto está bien, sin embargo, puedes encontrar que el entorno no se alía contigo: el coche no arranca, el autobús se avería, los niños tardan más en desayunar, ese atasco imprevisto por un accidente…. El ideal sería que te preparases para el peor escenario posible, y si esto te parece demasiado, cuenta con unos 15 minutos más de margen.
Si llegas con antelación, aprovecha ese pequeño espacio: revisa tus correos, lee el periódico, un libro, una revista, llama a un amigo…… Las esperas también pueden ser provechosas, además que notarás un importante incremento en tranquilidad. ¿Crees que merece la pena?.
4. PREPARA TODO LO QUE PUEDAS EL DÍA ANTERIOR.
Prepara lo que te vas a poner (dejarlo colocado en una silla puede servirte de gran ayuda). Prepara la comida (te la lleves al trabajo o comas en casa). Las llaves, el móvil al lado de la puerta y/o en sitio visible…..
Revisa tu agenda y las tareas que te has puesto para el día. Si de forma continuada te das cuenta que no logras llevarlas a cabo, igual es tiempo de ser más realista y reducir las tareas.
5. NO RETRASES EL DESPERTADOR.
Es probable que sea lo que más te cueste. Se trata de transformar un hábito y, cómo todos los hábitos, es cuestión de práctica. Esto puede ayudarte:
- Pon el despertador a la hora justa. Ayudará a que tu cabeza se mentalice y sepa que esta es la única opción. Tu subconsciente debe SABER que sólo tienes una oportunidad. Esto, además, te permitirá poner la alarma más tarde y tener un sueño de calidad más prolongado.
- Apenas suene la alarma, enciende la luz y levántate. No le des ningún permiso a tu cabeza para esos 5 minutos más. No la dejes «razonar». Debe ser un reflejo. La molestia y cansancio de levantarse va a durar literalmente lo que tardes en llegar a la ducha.
- Acuéstate a una hora prudente. Si no duermes lo suficiente, no hay nada que te ayude a levantarte de forma más fácil. Asúmelo, el cuerpo necesita ciertas horas mínimas de descanso (entre 6 y 8). Ve ajustando los horarios de ir a la cama a los ciclos de sueño, para que la alarma no te pille en la fase profunda.
Trabajar el hábito de la puntualidad es dar un paso muy importante hacia la planificación, hacia la gestión de TÚ tiempo….hacia que seas TÚ quien lleve las riendas de tu vida. ¿Quieres darlo?. ¿Qué es lo primero que vas a hacer?.