Cómo Convertir las Caídas en Saltos (Resiliencia)

Coaching personal y laboral

Cómo Convertir las Caídas en Saltos (Resiliencia)

Cómo Convertir las Caídas en Saltos (Resiliencia)

RESILIENCIA:  capacidad de una persona para adaptarse y recuperarse frente a situaciones adversas, desafíos o cambios significativos.

En términos más simples, la resiliencia es la habilidad de “rebotar” después de una caída, de encontrar la manera de seguir adelante a pesar de los obstáculos. Es una combinación de actitud positiva, habilidades de resolución de problemas, y capacidad de mantener la calma y la claridad mental en momentos de estrés.

La resiliencia, usando un símil, sería como un músculo que se fortalece con el uso, permitiéndonos, no solo superar las dificultades, sino también aprender y crecer a partir de ellas.

¿Y por qué he decidido escribir sobre la resiliencia? Pues porque todos enfrentamos desafíos en la vida ¿si o no?. Y la capacidad de recuperarse de ellos es crucial para nuestro BienEstar, para Estar Bien.

En el mundo actual, hay ejemplos de resiliencia por todas partes. De hecho, es posible que tengas algún ejemplo cercano, o que tu mism@ seas el ejemplo.

Quizás, en el mundo del deporte, es donde hay más ejemplos, o donde conocemos más. Podemos encontrar muchos casos de atletas españoles que se han recuperado de lesiones graves y han logrado grandes éxitos. ¿Algunos de ellos?:

Y como no mencionar a nuestros 139 atletas paralímpicos quienes, con o sin medallas, son grandes referentes en el acto de resiliencia, ¿no te parece?.

Pero no solo deportistas, también comunidades muestran su capacidad de resiliencia. ¿Recuerdas la erupción del Volcán en La Palma en 2021?: Vecinos y organizaciones locales trabajaron juntos para apoyar a los más afectados, organizando campañas de donaciones y voluntariado para ayudar en la reconstrucción de la isla. A esto se le llama Resiliencia Comunitaria.

En definitiva, la resiliencia está en todas partes y es una habilidad que todos podemos desarrollar, es un proceso continuo.  Así que…

¿por qué no intentar aplicarlo en tu día a día para ayudarte en ese desarrollo?.

Aquí te dejo algunas ACCIONES CONCRETAS que están enfocadas en fortalecer tu resiliencia (si las llevas a cabo, claro 😉);

1. Establece Relaciones de Apoyo: Construye y mantén relaciones sólidas con familiares, amigos y colegas. Tener una red de apoyo te proporciona un respaldo emocional en momentos difíciles.

2. Acepta el Cambio: Reconoce que el cambio es una parte inevitable de la vida. Adaptarte a nuevas circunstancias te ayudará a manejar mejor las situaciones adversas.

3. Cultiva la Flexibilidad: Aprende a ser flexible y a adaptarte a las circunstancias cambiantes. La capacidad de ajustarte a nuevas situaciones es clave para la resiliencia.

Aquí voy a hacer un inciso. Puedes pensar, “ah, pero ¿Aceptar el Cambio y Cultivar la Flexibilidad, no es lo mismo?”. Y la respuesta es NO.

Aceptar el Cambio se centra en reconocer que el cambio es una parte inevitable de la vida. La idea es adaptarse mental y emocionalmente a nuevas circunstancias. Aquí hablamos de la mentalidad y la actitud hacia el cambio.

Cultivar la Flexibilidad, en cambio, se enfoca en desarrollar la capacidad de ajustarse a nuevas situaciones de manera práctica. El foco lo ponemos en el  comportamiento. Implica ser capaz de cambiar de rumbo y adaptarse a las nuevas circunstancias de manera efectiva y práctica.

En resumen:

  • Aceptar el Cambio versa sobre la actitud mental hacia el cambio.
  • Cultivar la Flexibilidad, se centra en la adaptación práctica y la capacidad de ajustarse a nuevas situaciones.

Sin duda, ambos son esenciales para la resiliencia, pero se aplican en diferentes aspectos del proceso de adaptación.

4. Establece Metas Realistas: Define objetivos alcanzables y trabaja hacia ellos de manera constante. Esto te dará un sentido de propósito y dirección.

5. Practica el Autocuidado: Cuida tu salud física y mental. Dormir bien, comer saludablemente y hacer ejercicio regularmente, son básicos para mantener un buen estado emocional.

6. Mantén una Actitud Positiva: Practica el pensamiento positivo y la GRATITUD. Enfocarte en lo bueno de cada situación puede ayudarte a mantener una perspectiva optimista.

7. Busca Oportunidades para el Autodescubrimiento: Utiliza las experiencias difíciles como una oportunidad para aprender más sobre TI y crecer como persona.

8. Desarrolla Habilidades de Resolución de Problemas: Aprende a enfrentar los problemas de manera constructiva. Identifica las posibles soluciones y toma decisiones informadas.

9. Toma Acciones Decisivas: En lugar de evitar los problemas, enfréntalos de manera proactiva. Tomar decisiones y actuar te dará una sensación de control sobre tu vida

Este punto (Toma Acciones Decisivas) está muy ligado al anterior (Desarrolla Habilidades de Resolución de Problemas), si bien, cada uno tiene su casuística:

Desarrollar Habilidades de Resolución de Problemas, se centra en aprender a enfrentar los problemas de manera CONSTRUCTIVA. Es un enfoque más analítico y estratégico, donde te preparas para manejar los desafíos de manera efectiva.

Tomar Acciones Decisivas, se enfoca más en la PROACTIVIDAD. Aquí, la clave es la iniciativa y la determinación para actuar, lo que te da una sensación de control sobre tu vida.

En resumen, el punto 8 es más sobre planificación y estrategia, mientras que el punto 9 se trata de ejecución y acción inmediata. Ambos son esenciales para desarrollar la resiliencia, pero se aplican en diferentes etapas del proceso de resolución de problemas. 

10. Desarrolla un Sentido de Propósito: Encuentra un propósito en lo que haces, ya sea a través del trabajo, el voluntariado o actividades personales. Tener un propósito te dará motivación y fuerza para superar los desafíos.

En definitiva, implementar estas acciones en tu día a día, puede ayudarte a desarrollar una mayor resiliencia y a enfrentar los desafíos con una actitud más positiva y constructiva.

La vida puede ser un poco loca a veces, ¿verdad? Pero aquí está el truco:

en lugar de dejarnos llevar por el caos, podemos aprender a surfear las olas.

La resiliencia no se trata de evitar las caídas, sino de aprender a levantarse con una sonrisa (bueno, igual lo de la sonrisa no es tan fácil después de un buen descalabro), pero si levantarse de un SALTO y decir:

“¡Ea, a por la siguiente aventura!”

¿Y tú?, ¿cómo de resiliente eres?.

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