Si, has leído bien, A-BÚ-RRE-TE. Puntualmente, de vez en cuando, un poco cada día…..abúrrete.
Nos encontramos con una gran paradoja: la fisionomía de nuestro cerebro ha variado muy poco en los últimos 30.000 años, sin embargo, ¿el entorno?, ¿la información que recibimos?, ¿los estímulos?…..¿cómo han cambiado en estos 30.000 años?.
Los estudios dicen que recibimos al día unos 70.000 ideas-pensamientos-emociones-recuerdos-percepciones. Si bien, sólo somos conscientes de un 5%, el otro 95% sigue trabajando sin darnos un respiro.
Si a esto añadimos el tiempo que estamos conectados al móvil, redes sociales, correo electrónico, tv…..puede darnos una idea de lo que estamos haciendo a nuestro cerebro. Como el motor de un coche, si lo llevamos al máximo de revoluciones, de forma constante y sin tregua, el motor se gripa.
Por ello, es no sólo importante sino necesario PARAR y así evitar que nuestro cerebro colapse.
El aburrimiento soporta una etiqueta negativa pues lo asociamos con vaguear, ser improductivo, perder el tiempo….y, de forma prolongada, es probable que tenga estos efectos. No obstante, en este post te invito a poner en práctica el aburrimiento “puntual”, una vez conozcas los beneficios que aporta:
Parar para REPARAR
Después de un día agotador, dedicar unos minutos a HACER NADA (ni leer, ni escribir, ni escuchar música, NADA, simplemente divagar) es la mejor forma de librarnos del agotamiento y cansancio mental. Conseguiremos reducir el estrés y los niveles de cortisol: “Parar para REPARAR”. Además, tras estos minutos de HACER NADA, el cuerpo pedirá actividad y dinamismo, fruto de la energía renovada.
Tomar mejores DECISIONES
Hacer NADA genera un espacio para conocernos mejor y tomar decisiones. Ver las cosas más claras, priorizar, nos permite organizarnos mejor. Esto se traduce en más efectividad.
Impulsar la CREATIVIDAD
Hacer NADA nos lleva a soñar despiertos, que impulsa pensamientos creativos, un espacio donde se genera el boceto de nuestras metas y sueños.
Oxigenar el CEREBRO
Hacer NADA provoca el bostezo. El bostezo oxigena el cerebro que posibilita la entrada de aire fresco, otro efecto reparador ;-)
En definitiva, buscar esos momentos de HACER NADA es reparador, incentiva la creatividad y mejora la organización.
Así que, si quieres “desconectar para conectar con más intensidad”